CIERTAS PERSPECTIVAS DE FUTURO DE DESARROLLO RURAL.


La agricultura ecológica no se desarrollará, mientras el proceso de comercialización y venta vaya siguiendo los mismos parámetros que la agricultura convencional, es decir, la concentración de la comercialización a través de las multinacionales de la distribución y venta al por menor. Los cuales, imponen su política de precios en su afán de control de la mercantilización y del máximo beneficio para el aprovechamiento de la plusvalía de la fuerza del trabajo de los campesinos.
Si queremos realmente una transformación socialista de donde vivimos, debemos dejar de pensar que el medio ambiente y el ecologismo es algo independiente de la cuestión social y económica del sistema capitalista.
El capitalismo nos enseña desde hace mucho tiempo como se aclimata y cambia dependiendo de las circunstancias que le arrodia, a pesar de los ciclos de crisis sistémica inherente en su ser, pues es debido a que la burguesía no consigue acaparar la máxima tasa de ganancia que les era deseable y previsible en sus cálculos. Pues la producción es mayor que el consumo que los trabajadores con posibilidades económicas necesitan consumir, a pesar del afán ideologizante de los medios de producción de información que tiende a educar hacia el consumismo.
Por todo esto, la burguesía busca nuevos sectores, subsectores o productos con los que pueda especular, así encarecer los precios al consumidor de la manera mas exorbitante posible, para conseguir el mayor dividendo que tenga calculado, mediante la consecución de un abaratamiento de los costes de producción, entre ellos el mas importante los costes laborales, a través del cual consigue la plusvalía.
Así se crean las burbujas, como las nuevas tecnologías -las punto .com…-, y las del suelo de la construcción, hasta que llega un momento en que no pueden aumentar mas los precios ni consiguen vender todo lo que producen, con lo cual, llega la disminución o estancamiento de sus beneficios, a lo cual, reaccionan con bajar el nivel de producción, y así sobrar fuerza de trabajo, despidiendo masivamente, forzando a su vez un abaratamiento de los costes laborales, mediante bajada de salarios o de precios en la compra de productos primarios.
Por todo esto, viendo la burguesía que fue muy rentable, la especulación con un sector de primera necesidad como es la vivienda, se está viendo seguirán en este camino, traficando con otro sector fundamental como es el de la agricultura, imprescindible para la satisfacción primaria, como es la alimentación.
Si con la construcción, les fue fácil, empujando los precios hacia arriba, cuando no es un sector monopolizado totalmente, con los alimentos, les puede ser mucho más fácil, debido al oligopolio creado en la comercialización y distribución desde el campo hasta las tiendas y comercios.
Así se ve comprensiblemente, como los productos ecológicos son exageradamente caros en la venta al consumidor, para un comprador elitista que se deja convencer que su compra está escogida entre artículos colocados en estanterías “delicatessen”, y esta clasificación la cobran en la venta final, pero no se la compran así al campesino.
También, se ve como se importan desde lugares muy lejanos con muchos kilómetros de transporte, con lo que ello supone para el medio ambiente en consumo de petróleo y la contaminación que se produce en su combustión. Pierde así, gran parte de su valor ecológico, pero debido a una fuerza de trabajo más barata y con más facilidad de sacar mayor plusvalía, venden productos de campesinos con menos remuneración.
Está claro, que la burguesía acoge en su seno cualquier medio, nichos de mercado que le sirva para conseguir su fin, la máxima tasa de ganancias, por eso no es de extrañar que la misma corporación de empresas se dediquen a la vez a la producción y venta de productos ecológicos como a los fitosanitarios, transgénicos, etc. que hacen peligrar la salud pública.
Con todo esto, consiguen una mayor acumulación de todos los medios de producción y los medios de comercialización, teniendo así más y más control, para el beneficio privada de unos pocos, la burguesía que sólo busca su interés económico a costa de los que sea, en algo fundamental para la vida humana como es de primera necesidad la alimentación.
Este proceso económico busca principalmente la acumulación de riqueza, del capital en cada vez menos manos, mientras los creadores de la información que están a su servicio predican las ventajas que tiene el mercado libre.
Una cuestión a tratar fundamentalmente, cuáles son las razones por las que concentran tanto los medios de producción y de distribución.
Claramente, la tierra el eje fundamental y necesario hasta hace poco para la agricultura, siempre se usó de moneda de pago de favores a la nobleza y a otras capas de poder y fue siempre fue requisada mediante la violencia y la guerra. Esto se ve claramente en la historia, curiosamente en lo que fue la conquista de la península de los reinos del norte contra los del sur, donde se distribuían las tierras tomadas entre los favoritos del rey. Este es un ejemplo, de lo más cercano, pero no debemos tampoco olvidar la colonización de América y así, muchos ejemplos.
Nos da la impresión los trabajadores que vivimos en el llamado primer mundo que nuestra riqueza y bienestar –cada vez mas en decadencia, con las continuas reformas antisociales- es símbolo de que el capitalismo tiene rostro humano.
Como queriendo decir que el cada vez mayor enriquecimiento de unos pocos, no significa que la gran mayoría de la población pueda verse perjudicada por ello, y que el mundo es lo suficientemente grande para soportar la desigualdad, y que esta no produce el empobrecimiento.
Mucho de este empobrecimiento cada vez lo palpamos más cerca de nosotros, especialmente entre los trabajadores inmigrantes, las mujeres trabajadoras, y otras minorías. Con lo cual, muchas veces pensamos en culpabilizar a estos colectivos de su propia “desgracia”, que intentar mirar y analizar las causas que la generan.

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