LA RUPTURA GENERACIONAL EN LA TRANSMISIÓN LINGÜÍSTICA.
Jose Domingo Martín Álvarez, en su libro Nuevo Diccionario de Sanabrés, cita entre otros, estos factores determinantes que influyen en el creciente retroceso de uso de la llengua:
“Reclusión de la lengua en el medio rural.
Su uso se restringe al entorno familiar y vecinal.
Pérdida de interés de la lengua entre las generaciones jóvenes.
Las élites locales no emplean la lengua vernácula.
Es vista como un obstáculo para la promoción social.
Infravaloración de la capacidad expresiva de la propia lengua.
Percepción de la propia lengua como una degradación de la lengua oficial.”
Algunos de estos, están analizados, y no dejan de ser más que consecuencia de la exclusión socioeconómica que sufren los campusinos y los trabayadores rurales, como clase social, que como tal es ampliado a toda la cultura y patrimonio lingüístico que emplean, aunque sea recluido al entorno familiar y vecinal.
Por eso, por encima de ellos, encontrámonos con unas élites locales que no usan la llengua tradicional, ya que esta es distinta a la oficial y de prestigio estatal, y como tal no es recomendable usarla aunque la conozcan por su procedencia personal, pues consideran que nunca podrían promoverse social y economicamente en la Administración y en los negocios de las ciudades, y así mejorar así su categoría social, subiendo peldaños en la pirámide.
Así, de esta manera, esto también es asumido por los campusinos y trabayadores rurales, que cuando ven la posibilidad de escapar de su clase social, apártanse inmediatamente del uso de la llengua, para así seguir los parámetros de aquellas élites a las que desean poder llegar alcanzar.
Pero, aun dentro de este colectivo, del que se plantea no salirse, se piensa que hay que excluir lo mas posible el uso de la fala tradicional, a lo mas íntimo, para así parecerse a esa élite con la que contacta rutinariamente, y a la que respeta, pues se les supone unos conocimientos que tienen prestigio social.
Ese ámbito íntimo, queda cada vez mas restringido en la familia y en el vecindario, pues fuera de ello, se entiende que hay que hablar como la norma impone, para que se le tenga en cuenta y se le respete.
Por eso, los rapaces que salen más del pueblo, por la facilidad en los medios de transporte, y tienen mas contacto con la educación oficial, gracias también a los medios de comunicación; no ven útil el valerse de un instrumento lingüístico que conocen y entienden que su utilidad está destinada exclusivamente para el llar.
Lo consideran no válido, su aplicación para otras materias que no sean las agrícolas y rurales, siendo ellos ya una población muchos de ellos desagrarizada, y los que aun estén dentro de este mundo, lo consideran muchos de ellos muy distinto al de sus antecesores en muchos aspectos, como los aperos, con lo cual, aunque tengan la misma función y parecido físico, los denominan tal como se los vendieron en la tienda.
Todo esto ayuda, a que se incida mas a no usar la llengua por parte de los rapaces, y lo vean como algo identificado solamente con lo agrario; como algo decadente, que aguantan los mas mayores, -pues no tienen otro remedio a su edad, para cambiar-, y todo esto lo engloban en la condición degradante de lo antiguo, no aprovechable para la vida moderna, en la que lo rural debe asemejarse a lo urbano. Si acaso, para un museo.
Considerando lo urbano, como el futuro, lo prestigioso, al ser algo alejado del mundo campusino; el mundo de las oportunidades, donde se puede prosperar, pues hay infraestructura e inversión pública, industrial y de servicios que lo facilita.
Claramente, todos estos elementos están interrelacionados y unos son consecuencia de otros, se fueron conjugando desde la Administración a lo largo de los años, en un continuo que fue acumulándose en un caleidoscopio, como si fueran retazos de cristales de colores, formas y tamaños, que se intercalan y se influencian mutuamente, y que al mirar se observa una gran variedad de prismas, que abrió brecha la política oficial para acabar con nuestra riqueza y variedad cultural, y apropiarnos para su interés clasista.
“Reclusión de la lengua en el medio rural.
Su uso se restringe al entorno familiar y vecinal.
Pérdida de interés de la lengua entre las generaciones jóvenes.
Las élites locales no emplean la lengua vernácula.
Es vista como un obstáculo para la promoción social.
Infravaloración de la capacidad expresiva de la propia lengua.
Percepción de la propia lengua como una degradación de la lengua oficial.”
Algunos de estos, están analizados, y no dejan de ser más que consecuencia de la exclusión socioeconómica que sufren los campusinos y los trabayadores rurales, como clase social, que como tal es ampliado a toda la cultura y patrimonio lingüístico que emplean, aunque sea recluido al entorno familiar y vecinal.
Por eso, por encima de ellos, encontrámonos con unas élites locales que no usan la llengua tradicional, ya que esta es distinta a la oficial y de prestigio estatal, y como tal no es recomendable usarla aunque la conozcan por su procedencia personal, pues consideran que nunca podrían promoverse social y economicamente en la Administración y en los negocios de las ciudades, y así mejorar así su categoría social, subiendo peldaños en la pirámide.
Así, de esta manera, esto también es asumido por los campusinos y trabayadores rurales, que cuando ven la posibilidad de escapar de su clase social, apártanse inmediatamente del uso de la llengua, para así seguir los parámetros de aquellas élites a las que desean poder llegar alcanzar.
Pero, aun dentro de este colectivo, del que se plantea no salirse, se piensa que hay que excluir lo mas posible el uso de la fala tradicional, a lo mas íntimo, para así parecerse a esa élite con la que contacta rutinariamente, y a la que respeta, pues se les supone unos conocimientos que tienen prestigio social.
Ese ámbito íntimo, queda cada vez mas restringido en la familia y en el vecindario, pues fuera de ello, se entiende que hay que hablar como la norma impone, para que se le tenga en cuenta y se le respete.
Por eso, los rapaces que salen más del pueblo, por la facilidad en los medios de transporte, y tienen mas contacto con la educación oficial, gracias también a los medios de comunicación; no ven útil el valerse de un instrumento lingüístico que conocen y entienden que su utilidad está destinada exclusivamente para el llar.
Lo consideran no válido, su aplicación para otras materias que no sean las agrícolas y rurales, siendo ellos ya una población muchos de ellos desagrarizada, y los que aun estén dentro de este mundo, lo consideran muchos de ellos muy distinto al de sus antecesores en muchos aspectos, como los aperos, con lo cual, aunque tengan la misma función y parecido físico, los denominan tal como se los vendieron en la tienda.
Todo esto ayuda, a que se incida mas a no usar la llengua por parte de los rapaces, y lo vean como algo identificado solamente con lo agrario; como algo decadente, que aguantan los mas mayores, -pues no tienen otro remedio a su edad, para cambiar-, y todo esto lo engloban en la condición degradante de lo antiguo, no aprovechable para la vida moderna, en la que lo rural debe asemejarse a lo urbano. Si acaso, para un museo.
Considerando lo urbano, como el futuro, lo prestigioso, al ser algo alejado del mundo campusino; el mundo de las oportunidades, donde se puede prosperar, pues hay infraestructura e inversión pública, industrial y de servicios que lo facilita.
Claramente, todos estos elementos están interrelacionados y unos son consecuencia de otros, se fueron conjugando desde la Administración a lo largo de los años, en un continuo que fue acumulándose en un caleidoscopio, como si fueran retazos de cristales de colores, formas y tamaños, que se intercalan y se influencian mutuamente, y que al mirar se observa una gran variedad de prismas, que abrió brecha la política oficial para acabar con nuestra riqueza y variedad cultural, y apropiarnos para su interés clasista.
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