LA SEMEJANZA ENTRE LA CONSERVACIÓN Y DESARROLLO DE LAS DIVERSIDAD AGRÍCOLA Y EL PATRIMONIO LINGÜISTICO CON SU VARIEDAD.

Dentro de los muchos sabios y técnicos en filología, plantean el estudio y la conservación las variedades lingüísticas del asturleonés como si fuera una cuestión etnográfica, en el que guardar y conservar el asturleonés en documentación y estudios donde las generaciones posteriores puedan estudiarlo como algo del pasado, que “irremediablemente” desapareció por la falta de uso.
Esta falta de uso, la argumentan con la imagen de la fin de la cultura campusina, la cual al desaparecer por la modernidad de la revolución “verde” agroindustrial, se “cepilló” a su vez al campusinado, y a su manejo de la ganadería y agricultura, en la jera diaria que se enseñaba de generación en generación.
Pero claramente, cuando debido a las diversas crisis alimentarias que se están sucediendo unas veces, y otras, aparecen unidas, irremediablemente, como consecuencia de una explotación agroindustrial de la vida natural que promueven las políticas agrarias. Están haciendo ver, la inseguridad alimentaria tanto en la cantidad, la calidad y la salubridad de los alimentos que necesitamos para consumir. Está viendo también, la necesidad de promover, conocer, estudiar la biodiversidad agrícola y ganadera para poder asegurar nuestra existencia como seres humanos, consumidores de productos beneficiosos para nuestra salud y nuestra vida.
Con lo cual, se está valorando cada vez mas la conservación de las variedades autóctonas comarcales y locales que tras siglos de jera agrícola y ganadera, se adaptaron y se mejoraron en la tierra, donde vivían domesticados por el campusino, para así, asegurar una alimentación digna para sus dueños y consumidores.
Esta jera no es está realizando metiendo grana en formol y exponiéndolo como algo muerto, insalvable, sino como algo que para que siga siendo útil debe seguir viviendo, y reproduciéndose y no pierda sus propiedades, mediante su siembra y su cultivo.
Así de la misma manera, se debía plantear la conservación del patrimonio lingüístico.
Uno de los problemas fundamentales que siguen sucediendo ahora mismo es que la crisis cultural que sufrimos, sigue sin ser detectada socialmente, y sentida para ser contrarrestada en una reacción social que la promueva políticamente.
Ante una sociedad aculturizada, uniformizada por los medios de comunicación y las instituciones, con un escaso tejido asociativo que valore nuestro patrimonio lingüístico, se debería plantear realmente actuaciones concretas en política lingüística:
Arar nuestra tierra, para mullirla y hacerla receptiva de la sensibilidad que valore nuestro patrimonio lingüístico.
Abonar en nuestra tierra, la necesidad de que siga existiendo diversidad cultural y lingüística, y no sea arrasada por la maquinaria de la aculturalidad.
Sembrar en la conciencia y en la sensibilización de los ciudadanos la necesidad de conocer, aprender y valorar nuestra herencia cultural lingüística. Dentro de esto sería necesario seguir promoviendo la “investigación” domestica, que ayuda a sentirla cercana. También es totalmente necesario, el estudio del asturleonés y de sus variedades, de una manera concienzuda y sistemática, que de una idea general y clara de nuestra lengua, rompiendo con la imagen anecdótica que se da debido a estudios recopilaciones localistas que desgraciadamente son lo único que tenemos y por lo que se conoce generalmente el asturleonés.
Desyerbar, escabicar y abinar, eliminando aquello que quiere aprovechar el momento, para utilizar en su provecho egoísta y manipular nuestro patrimonio lingüístico enterrándolo, excluyéndolo, marginándolo o utilizándolo en su tergiversación.
Regar y fertilizar mediante la creación artística, literaria, ensayista y audiovisual que se dignifique, como legado en donde invertir y desarrollarse para aumentar su Capital.
Apañar la senara:
Para almacenar.
Alimentarse de una buena labor.
Deprender de los errores.
Y seguir resembrando, para crecer, madurar y reproducirse.