TERCERA PARTE. CONCLUSIÓN. CRISIS AGRARIAS Y LUCHAS CAMPESINAS.


TERCERA PARTE. CONCLUSIÓN

Cuando en una sociedad surgen conflictos, es porque hay intereses enfrentados. Y cuando los hay, es porque en la economía de esa sociedad las cosas no están establecidas para beneficio de la mayoría.

Y ese es nuestro caso.

Si vivimos en sociedad es para ayudamos unos a otros y para que el trabajo de todos, a lodos nos pueda aprovechar.

Los campesinos solos no podrían cultivar la tierra, transformar los alimentos, hacer la ropa y el calzado, producir la luz, construir la maquinaria... Otros trabajan para que ellos tengan estas cosas.

Sin embargo, en nuestra realidad, las cosas no son tan simples. En una sociedad como en la nuestra hay muchos intereses enfrentados y cuando esto ocurre, decimos que hay contradicciones.

El enfrentamiento de intereses entre los fabricantes de abonos y los compradores, es, por ejemplo, una contradicción: Aunque hay muchas fábricas, todas dependen de un grupo reducido de personas. Y éstas tienen una gran influencia en la determinación de unos precios que nosotros, al no estar unidos, tenemos que aceptar sin más.

Lo mismo pasa con los productos que se venden. En la mayor parte de los casos el precio depende de la Administración y, en el caso de no estar regulado, de las empresas de transformación (conserveras, mataderos, etc.). Estas no tardan en ponerse de acuerdo aprovechándose de esa situación de inferioridad.

A estos grupos que controlan las fábricas de productos para el campo y las de comercialización y transformación de productos agrarios se les llama monopolios.

También entre los obreros del campo y los terratenientes, se dan enfrentamientos. Estos no quieren subir los salarios y prefieren los cultivos que necesiten pocos jornales. Y es así como se viene encima el paro y la miseria.

Sin embargo, así como la contradicción entre los obreros agrícolas y los terratenientes es muy clara, no ocurre lo mismo en el caso de las luchas de los campesinos. Los pequeños campesinos forman un grupo homogéneo en el que todos tienen los mismos intereses. Pero los grandes agricultores no constituyen un grupo tan homogéneo. Algunos de ellos están ligados a los monopolios y por tanto se sitúan enfrente del resto de los agricultores.

Los grandes agricultores que no están ligados a los monopolios pueden estar unidos a los pequeños campesinos en la lucha por unos precios más elevados. No obstante, incluso en este caso hay que establecer diferencias: Los campesinos se juegan en estas luchas su «salario» mientras los grandes agricultores sus beneficios.

Por otra parte, existen una serie de reivindicaciones que interesan a los pequeños agricultores pero no a los grandes.

Cuestiones como la petición de una mayor justicia en el pago de los impuestos (es decir, que paguen más los que tienen más) revelan por ejemplo las diferencias que entre ambos grupos pueden existir a la hora de plantear ciertas reivindicaciones.

Por consiguiente, si en los conflictos en que todos los agricultores están juntos, las luchas son dirigidas y encabezadas por los grandes, éstas serán «controladas» y a veces frenadas. Los terratenientes intentarán en este caso obtener el mayor provecho para sus propios intereses que, aunque a corto plazo coincidan con los de los campesinos, a la larga no son los mismos. Por eso aunque es importante que en muchos conflictos que hoy se plantear (contra política de precios, contra monopolios, etc.), estén todos los agricultores juntos, es necesario que los pequeños campesinos y sus organizaciones tengan un papel decisivo en el desarrollo de las luchas y las dirijan.

Las luchas expuestas no son sólo las luchas por unas reivindicaciones inmediatas, son pequeños pasos hacia una sociedad distinta, sin privilegios, sin enfrentamientos, sin intereses distintos.

Pero ese mañana obliga a un hoy de lucha y esfuerzo constante. Son tiempos duros en los que «hay que luchar por conseguir las cosas evidentes».

¿Cuáles son las enseñanzas comunes a todos los conflictos descritos?

Lo primero que salta a la vista es que no se da ni un paso si no hay unión. Todos a una se consiguen las cosas, cada uno por su cuenta nunca saldrá de su propia miseria.

Y si se quiere salir de la situación, no queda más remedio que pensar en lo que une y olvidar lo que separa.

Hay que reunirse y organizarse. Pensar bien las cosas antes de dar un paso. Pero para organizamos, para potenciar las luchas, hay que poder reunimos con tranquilidad. Hay que tener prensa para poder exponer esa opinión con claridad y sin miedo. Hay que tener un sindicato fuerte y autónomo donde los representantes puedan defender a las claras los intereses de los campesinos.

POR UNOS PRECIOS JUSTOS

Las luchas por los precios persiguen que éstos sean fijados entre campesinos y consumidores. Hoy los precios los marcan otros, y después de haber trabajado todo el año, nunca se sabe lo que van a pagar por el producto. No debe haber intermediarios. No debe haber monopolios de compradores.

Hay que estar allí donde se marcan los precios y acabar con las importaciones de productos que se pueden producir aquí o que todavía están sin vender.

POR UNAS CONDICIONES DE TRABAJO DIGNAS

Los trabajadores agrícolas tienen que luchar en los convenios para conseguir salarios más elevados y mejores condiciones laborales.

Y a la vez tienen que acabar con las fincas sin cultivar o que desaprovechan claramente los recursos, y que se pueden hacer producir reduciendo así el enorme paro que se sufre

POR UNAS COOPERATIVAS DEMOCRÁTICAS

Es necesario conseguir una total democracia en la gestión de las cooperativas, entendiendo este movimiento como un medio de defensa de los campesinos y de escuela de trabajo en común y educación de cara a un futuro colectivo.

POR MEJORAR LAS CONDICIONES DE VIDA DE NUESTROS PUEBLOS

Se necesita que nuestros pueblos sean habitables, dotándoles de todos los servicios. Que todos los hombres del campo tengan acceso a la cultura y que la Seguridad Social sea un servicio y no un impuesto.

Las luchas de los obreros del campo buscan una sociedad en la que no haya paro, y en la que se aproveche al máximo el trabajo de todos los hombres del campo. El que tenga tierras que las trabaje, y si las tiene y no las trabaja que se las den a otros que necesitan trabajarlas para vivir.

No debe haber ni arrendamientos ni aparcerías, pues las tierras son para hacerlas producir, no para alquilarlas o para especular con ellas.

Que los ahorros de los campesinos se inviertan en el campo. Que haya créditos para todos. Que se controlen los precios y la calidad de los productos que se compran. Y una Seguridad Social más justa para los campesinos y trabajadores del campo.

Es necesario un gobierno que apoye los intereses de los campesinos y trabajadores.

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