Un medio rural vivo para el conjunto de la sociedad.


Este apartado se le podía llamar las razones que justifican la necesidad de un medio rural vivo.
Uno de los criterios por los que se considera mundo rural son aquellas poblaciones con menos de 10000 habitantes, hay otros autores que lo consideran aquellas localidades con menos de 5000 habitantes.
Cuanta mas población se encuentre desperdigada en localidades con menos población de la que se cita anteriormente, se reconoce que es una sociedad mas desperdigada y mas rural.
La idea de que una sociedad rural es una sociedad basada en la agricultura, es un estereotipo cada vez menos basado en la realidad.
El considerar que la población rural es una población de trabajadores agrícolas, es cada vez menos cierto.
La agricultura y ganadería está cada vez mas perdiendo empleo, que no se está sustituyendo, ni antes ni ahora por nuevas oportunidades de empleo, con los que se pueda seguir viviendo dignamente en los pueblos.
El trabajo agrícola fue siempre un medio de subsistencia explotador para un ser humano.
Los jornaleros, o los campesinos sin la tierra suficiente para subsistir con su trabajo autónomo, y necesitaban trabajar por cuenta ajena para un ”amo” cierta temporada al año para complementar o aportar sustancialmente en sus ingresos para subsistir el y su amplia familia.
Eran personas que estaban la mayor parte del año, en paro, dependiendo de las necesidades del patrón, cuando le era necesario poder emplearlo, especialmente en verano para la siega, cuando le era mas urgente emplear a trabajadores a jornal. Aunque, si este poseía suficiente ganado o tierras, podía tener algún criado y/o la familia entera viviendo en sus posesiones, trabajando en ellas a cambio de la subsistencia.
Claramente, estos trabajadores en el momento en que la ciudad, especialmente la burguesía urbana, empezó a necesitar trabajadores para sus empresas, aprovecharon para escapar a lo que se planteaba una vida con visos de mejora, ante una vida rural de rutina sin perspectivas.
En estos momentos de comienzo de emigración a las ciudades, fue cuando el gran propietario, vio empezar a escasear fuerza de trabajo para su hacienda, pero rapidamente empezó a sustituirla con la maquinaria que se empezaba a vender y a facilitar su compra por parte de los poderes públicos, mediante créditos fáciles y aparcelamientos que posibilitaban poder meter mas fácilmente maquinaria pesada en las tierras y circular mas rapidamente por sus amplios caminos.
Un factor muy importante que hizo que se acelerase la emigración rural a las grandes ciudades, fue la privatización de las tierras comunales, una política que preconizaba unilateralmente los poderes políticos y económicos que planteaban el eliminar lo comunal, es decir, aquellas tierras que podían ser aprovechadas por todos los ciudadanos del pueblo por serlo.
Imponían su deseo privatizador con la excusa de que estas masas de tierras comunales en tales condiciones perdían productividad, la cual era mas aprovechable si se subastaban. No les faltaba del todo razón, pues estas tierras al plantearse una rotatividad en su explotación, cada anualidad, no se preocupaba el campesino del año en abonarla suficientemente para que no perdiese fertilidad y/o mejorase productivamente en sus resultados.
Claramente, se puede achacar esto al manejo comunal de las tierras o que este pudo ser mejorable en esta administración en unión de los campesinos del pueblo.
En esta subasta, claramente, los que salieron perdiendo fueron los que menos recursos tenían para comprarla, con lo cual, lo que se consiguió fue el que acumular las tierras en menos manos y promover todavía mas, el empobrecimiento de los campusinos pequeños o sin tierra.
Esto, se puede ver desde punto de vista de una subasta honrada, que muchas veces no fue así, debido al caciquismo o como se llama ahora, trafico de influencias que hacían facilitar la adquisición de las mejores tierras a quien tenía mas poder en el pueblo.
Los campusinos, que tenían suficientes propiedades para subsistir, tanto en tierras y/o en ganadería, eran trabajadores autónomos que siempre se les acusó de individualistas, pero con sus amplias familias, hacían realmente que las explotaciones agrarias y ganaderas que regentaban se basaban en el uso de una fuerza de trabajo barata como la de sus hijos, en base a la subsistencia de la unidad familiar. Los rapaces, apenas tenían posibilidades de ir a la escuela, la cual era una institución lejana a su cultura campesina e incluso enemiga de ella, que reprimía en cuanto podía todo tipo de manifestaciones lingüísticas o culturales que se alejasen del prototipo urbano que se imponía desde las administraciones públicas dirigidas desde la capital.
Claramente, la administración educativa, tiene que también mostrar otros mundos, pero lo que no debería efectuar es el despreciar la cultura de territorio en la que está ubicada.
Ante una perspectiva como esta, se unía la falta de interés y posibilidades económicas de los propios padres en fomentar un espíritu de curiosidad hacia nuevos conocimientos letrados.
El campusinado, a pesar de ser la base de la sociedad en la que con su trabajo se basaba la economía para producir lo suficiente para su familia, y para el resto de la comunidad, siempre fue considerada despectivamente por los poderes para así, facilitar su hegemonía explotadora, mediante impuestos estatales que no repercutían en inversiones urbanísticas que si tenían las ciudades, como agua corriente, electricidad, vias de desplazamiento decentes en las que poder circular y comunicarse fácilmente con otros pueblos o dentro del mismo pueblo, en unas calles pavimentadas, que así se encontraban hacía mucho en las urbes.
También, era muy importante el uso de fuerza de trabajo campesina para ser usada en las guerras que se declaraban para los intereses económicos de la nobleza o alta burguesía, como las contiendas coloniales, la represión a trabajadores por sus reivindicaciones en disputas socioeconómicas hacia la patronal, y las guerras de sucesión monárquicas y de poder.
Pero a pesar de todo, incluso “favorecido” por el aislamiento que se le inducía, siempre trabajaba diariamente sin descanso en pro de una autosuficiencia que se compartía con sus semejantes, en una relación amistosa o familiar, la cual, se unía con relaciones de trabajo en común para momentos de necesidad.
Todo esto hacía, que el campesinado fuera una comunidad que se encerró en si misma, pues tenía capacidad abonda, para hacerlo, para protegerse de los peligros que el exterior mostraba en una incertidumbre, ante una ciudad que solicitaba masas de fuerza de trabajo lo más barato posible, sin organizarse política-sindicalmente.
Si acaso, esta colectividad era atraida por las instituciones mas poderosas de su mundo como la Iglesia y la patronal, que seguían los principios de defensa de sus poderes tradicionales, manipulando la conciencia de esta clase social, convenciendolas de su cercanía a sus intereses como propietarios.
Pues el campesinado siempre podía sentir la aspiración a crecer en propiedades y ser un nuevo gran propietario, e incluso, podían tener algún trabajador a jornal si le era de suma necesidad para un momento concreto.
Pero no se daba cuenta, como la propiedad mas valorada en medios de producción de manufactura o inmuebles urbanos, cada vez se acumulaba mas en pocas manos, pues la tierra a pesar de su gran valor, era cada vez menos interesante para la nobleza de entonces que se desprendía de ella vendiéndola a los campusinos, los cuales tenían que endeudarse, y esto suponía a su vez, crear una población campesina cada vez mas fácilmente manejable a favoritismos e intereses. Buscando invertir este capital líquido conseguido, más en sus intereses en las grandes ciudades donde habitaba, pues muchos de ellos, no conocían ni sus posesiones, pues para eso tenían sus administradores a los que pagaban.

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