UN LENTO PROCESO DE EXTERMINIO FÍSICO



(Sobre la situación física de Isabel Aparicio Sánchez presa política del PCE(r))
Córdoba
Recientemente, a mi compañera sentimental, Isabel Aparicio, la tuvieron que llevar a la enfermería de la prisión (Zuera) en la que se encuentra actualmente para suministrarle, en dos días consecutivos, varias sesiones de un broncodilatador combinado con oxígeno, debido a que el aire que absorbía eran tan escaso que sentía una sensación real de asfixia y le privaba de las fuerzas suficientes para realizar, de manera normal, hasta las tareas más cotidianas.
Esta situación, que se ha ido agravando paulatinamente, viene produciéndose desde hace mucho tiempo.
Hace más de dos años, estando en la cárcel de Brieva, ya tuvieron que suministrarle oxígeno, enviándola al neumólogo del Hospital General de Ávila que le detectó, en ese momento, un asma severa que traía, como consecuencia añadida, un bajísimo nivel de oxígeno en sangre, de ahí su constante y abrumador cansancio y deterioro físico. El tratamiento que se le suministró fueron dos productos inhaladores de aplicación diaria sin prever una nueva revisión para controlar los efectos
de la medicación y la continuidad del tratamiento o la necesidad de su sustitución por otros más adecuados, dependiendo de la evolución de la enfermedad. A fecha de hoy, no ha vuelto a ser llevada a un hospital para ser vista por un especialista.
Esto por un parte, por otra, se encuentra la inoperancia o abandono sanitario que viene sufriendo durante años por su sinusitis crónica, lo que agrava continuamente todo el funcionamiento respiratorio y provoca que pase una gran parte de las noches despierta; no consigue dormir más de horas seguidas, la tos y el bloqueo de las vías respiratorias traen aparejado la interrupción del sueño y le obligan a estar levantada durante mucho tiempo hasta que consigue restablecer la respiración.
La única consulta con el especialista por este problema tuvo lugar hace más de cuatro años, también en Ávila; tras hacerle las pruebas que confirmación la enfermedad, se le facilitó un tratamiento inicial a base de antibióticos para poder acometer posteriormente, si era necesario, la operación de senos.
Nunca más volvió a la consulta del especialista. El problema se viene afrontando puntual y esporádicamente con medicación genérica contra la alergia, que sólo tiene un efecto momentáneo.
Junto a todo ello, se encuentran los graves problemas de columna vertebral. Los de la zona lumbar le vienen produciendo durante fuertes dolores que se van intensificando, provocándole una movilidad cada vez más reducida y la pérdida de fuerza en las piernas. La realidad es que hace tiempo que tendría que haber sido operada de dos hernias discales y del estrechamiento del conducto medular a la altura del sacro.
Costaron dos años de muchas batallas y presiones para que fuera trasladada a la cárcel de Topas (Salamanca) para que fuera vista, a finales de 2010, por un neuro cirujano en un hospital de Salamanca.
Durante todo este tiempo, los traumatólogos en Ávila únicamente la trataron con antiinflamatorios y, en dos ocasiones, le fueron aplicadas “corrientes” (15 sesiones cada vez), algo que hasta el mismo médico encargado de la rehabilitación calificó de absurdo e inoperante ante el tipo de lesión. Su diagnóstico fue categórico: Operación, lo mismo que el del neurocirujano de Salamanca que volvió a pedir una resonancia magnética, única prueba con la que se puede evaluar el estado de la lesión. La última –y única- resonancia que la habían hecho y con la que se encontró el neurocirujano citado databa de dos años antes.
Sólo en enero de este año (2013), desde la prisión de Zuera, la vuelven a llevar al Servicio de Traumatología de un hospital de Zaragoza. Había que partir de cero e iniciar todo el proceso. Tras hacerle una radiografía y comprobar la lesión, se le ha empezado a suministrar un tratamiento más fuerte contra el dolor, que incluye una parte de morfina. Otras pruebas han quedado postergadas. Por todo ello, bien se puede decir que esta enfermedad se está convirtiendo en un lento y doloroso camino hacia su postración en una silla de rueda con todas sus consecuencias.
De las lesiones que padece en las cervicales sólo ha recibido un unos cuantos años  siete sesiones de rehabilitación de diez minutos cada uno, mientras tanto, sus manos y su cabeza tiemblan continuamente de manera cada vez más ostensible e incontrolada.
Todo este tratamiento insuficiente y canallesco ante sus variadas dolencias comenzó en junio de 2008, cuando en el Hospital General de Ávila, debido a la actitud fascista de ciertos médicos, fue sometida a una operación ilegal y acusica en la que le extirparon los ovarios y el útero.
En enero de ese año se le detecta un tumor en el ovario derecho. La intervención consistía en realizar una pequeña incisión en el abdomen para extraer una muestra; el resultado de la biopsia determinaría la necesidad de extirpar el aparato reproductor y otras partes del abdomen en el caso de aparición de células cancerígenas.
Sin embargo, los ginecólogos, por su cuenta y riesgo e incumpliendo el protocolo médico de pedir el consentimiento al paciente para la intervención quirúrgica decidieron llevar a cabo la cirugía TOTAL. Lo que encontraron fueron varios miomas no cancerígenos cuya existencia ella conocía; dichos tumores no necesitaban operación y extinguirían ellos solos con a entrada, en la menopausia.
Ante tal avasallamiento, la respuesta que recibió en uno de los cirujanos, más bien infame matarife, que llevó a cabo la intervención quirúrgica fue textualmente: “total, para lo que usted lo necesitaba”.
Los diversos actos de protesta realizadas, los numerosos recursos judiciales ante el Juez de Vigilancia Penitenciaria, así como las advertencias y denuncias ante la Dirección Sanitaria de Prisiones por toda esta situación, no han podido detener esta dinámica de exterminio. Todo el mundo sabe que la represión política contra los revolucionarios encarcelados incide con especial gravedad sobre los enfermos, a los que se aplica la represión general más el abandono y la indefensión en el terreno sanitario.
Por tanto, la salvaguarda de la vida y la salud de los presos políticos, como siempre, depende de la resistencia y las luchas populares.
Manuel Arango Riego
Preso político del PCE (r)
Cárcel de Zuera.
Marzo 2013.

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