DESDE LA CÁRCEL DE TOPAS. SALAMANCA. LUCIO GARCIA BLANCO
Cangas do Morrazo. Pontevedra |
DESDE
LA CÁRCEL DE TOPAS. SALAMANCA.
LUCIO
GARCÍA BLANCO.
La
ocupación de fincas que se ha dado en Somonte, Marinaleda etc, con el objetivo
de explotarlas en cooperativas dentro del sistema capitalista, creo que es un
camino equivocado que no puede abrir ninguna perspectiva de futuro a la grave
situación que están viviendo en las zonas rurales, los medianos y pequeños campesinos
así como esos jornaleros que apenas encuentran trabajo unos meses al año.
En mi opinión esa vía del reparto de la tierra tuvo su sentido
y fue realmente positiva en el contexto de las revoluciones burguesas contra la
pervivencia del sistema feudal, cuando aún se vivía en las zonas rurales una
gran masa de pequeños campesinos sin apenas tierra para cultivar y comenzaba a
desarrollarse la agricultura y el sistema de carácter capitalista.
La distribución de tierras no sólo mejoraba la situación
de los campesinos sino que facilitaba la transformación de los campesinos sino
que facilitaba la transformación de la revolución burguesa en una revolución
democrática de nuevo tipo que, posteriormente, podía avanzar a la instauración
del socialismo, siempre y cuando se llevase el proceso bajo la dirección del
proletariado y su partido comunista. Pero hoy no es así.
En España como bien sabemos este proceso comenzó a darse
en tiempos de la II República y, cuando ya se abría paso la reforma agraria,
llegó la sublevación fascista. Franco impuso un desarrollo del capitalismo,
totalmente opuesto a la vía democrática que se pretendía llevar a cabo con anterioridad,
en función de los intereses de los grandes terratenientes y la oligarquía
financiera. Así se produjo una gran concentración de tierras en muy pocas
manos, y la forzada emigración de una multitud de pequeños campesinos y
jornaleros a las zonas industriales.
En estos momentos ya nos hallamos en otro contexto
histórico muy distinto; en la etapa del capitalismo monopolista de Estado, en
la que unos pocos monopolios controlan el grueso de la economía y las propias
estructuras estatales. Estamos así mismo en la crisis general de agotamiento
del sistema capitalista. En consecuencia con estas características ya no cabe
anteponer ninguna etapa histórica o periodo intermedio de carácter democrático
burgués, y se hace absolutamente necesario avanzar hacia el Socialismo.
Pero como bien es visible, en el campo imperan los
intereses de los grades latifundios, que se ven favorecidos por las jugosas
subvenciones que les da la Comunidad Europea, el peso de sus gigantescas
producciones, lo que les permite vender sus productos a unos preciso realmente
bajos, que a los campesinos medianos y pequeños no les resultan rentables. A
ello hay que añadir que hoy en día apenas existen ya otros mercados para la
venta de los productos agrarios que los que vienen imponiendo las grades
multinacionales de supermercados y otros monopolios, algo que también implica
que se los tienen que vender a precios abusivos. Y aunque existen otros muchos
problemas, baste recordar, para finalizar, las condiciones leoninas que impone
la banca a los productores agrarios cada vez que necesitan pedir un crédito
para renovar su maquinaria, comprar abonos, etc. No obstante, también hay que
tener en cuenta, que esas condiciones van a seguir empeorando.
En esta situación es evidente que no puede haber otra alternativa
para los trabajadores y campesinos, que la destrucción del sistema capitalista
y la instauración de un Estado socialista, que expropie y pongan en sus manos
las grades propiedades agropecuarias, los monopolios industriales y
comerciales, la banca etc. Sólo desde esas bases podremos abrir el futuro para
el pueblo.
Por ello, se hace realmente necesario que los comunistas
centremos nuestros esfuerzos a orientar y organizar a los trabajadores para
avanzar hacia la conquista de esos justos objetivos. Esa es la vía y el arma
que, hoy en día, supone una verdadera amenaza para el Estado y nos dota de una
mayor potencia para ir debilitándolo progresivamente, lo que también nos
ayudará de forma más efectiva para poder frenar su terrorista ofensiva de recortes
sociales, y para arrancarles algunas mejoras concretas, como mayor subsidio de
desempleo, una renta social mientras no haya trabajo etc. Y ni que decir tiene
que a los latifundios y al gran capital, no les importa nada cedernos algunas
tierras (que no son otra cosa que migajas) con tal de que no tomemos el camino
acertado. La cuestión es entender que si bien en la etapa de la revolución
burguesa se trataba de 2 orientaciones que podían ir en la misma dirección, en
la actualidad son caminos totalmente opuestos.
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